Cuando pensamos en comida sana y en verduras, lo primero que se me viene a la cabeza es la espinaca. Sinónimo de salud, energía y niños!.
Está presente en todas las etapas de la vida, empezando cuando somos bebés, porque es la primera verdura recomendada por los pediatras para poner en las papillas, junto con el zapallo.
Presente en todas las culturas, existen miles de recetas para aprovechar todos sus nutrientes: ensaladas, tortillas, sopas, guisos, currys, salteados, acompañamientos, fritos, budines, en rellenos de crepes, quiches, tartas, etc, etc, etc.
Hoy les mostraré como cocinarlas en la forma más básica que hay, pero que nos permite poder guardarla más tiempo e incluso congelarla y lo mejor es que se cocinan tan brevemente que conservan todos sus nutrientes y vitaminas.
Espinacas cocidas
Limpiar las espinacas bajo el agua del grifo del lavaplatos y sacar toda la tierra que puedan tener, en este momento también sacamos los tallos, pero si los quiere dejar esta bien, va a depender de para qué la quieran ocupar después.
Ya limpias y estiladas pero sin secar, ponerlas en una olla y llevar a fuego medio con la tapa puesta. No es necesario ponerle agua, las espinacas se cocinarán con el vapor que genere el agua que quedó en sus hojas. Esto tomará entre 3 y 4 minutos.
Ya listas, se deben escurrir en un colador.
Se pueden guardar en el refrigerador por 2 a 3 días en envase hermético y también las puede congelar, que es lo que yo hago. Las pongo en bolsitas con cierre y realmente me sacan de apuro. Se pueden ocupar en lo que sea, menos en ensalada obvio!, pero en general para todo.
Lo increíble es cómo baja el volumen, lo pueden notar a través de las fotografías, empecé con medio kilo de espinacas, una bolsa grandota, y terminé con una taza, pero es suficiente cantidad para llenar de power una carbonada, unos crepes o un quiche y dejar más que contento a Popeye! jijiji.
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