Pollo pochado al estilo Chino


Como buena descendiente cada cierto tiempo me viene una necesidad imperiosa de comer comida china, si es que ha pasado una semana como mucho jajaja. y no cuenta el arroz, porque ese tiene que estar si o si todos los días, sea lo que sea que se cocine. Y aunque obviamente tengo mi restaurant picada, la mayoría de las veces cocino yo y lo que más me gusta hacer es replicar los platos que mi papá preparaba en casa cuando era niña, ahora está medio retirado de las pistas y cambió la cocina por la jardinería....mal...y bien, porque se encarga de mi jardín, jejejeje.

Bueno uno de esos platos es el pollo hervido, que seguro no es lo que se esperan de un plato "auténtico" chino, ya que no tiene nada de exótico ni raro, pero creo que su simpleza es el mejor ejemplo de la sabiduría milenaria de esta cultura incorporada a su gastronomía (a todo esto se han fijado que en China todo es milenario? jajaja).

Esta receta me encanta porque  rescata al pollo, resaltando mucho su sabor, por eso cada vez que lo como me reencuentro con él, deja de ser esa ave insípida, sin cuento, que hay que llenarla de aliños y salsas para que quede rica y pasa a ser puro sabor, jugos  y sustancia.

Ojalá se pueda preparar con pollo de granja fresco u orgánico. En mi caso usé el pollo argentino, porque a pesar de venir congelado, su sabor y textura se asemeja mucho mas al pollo-pollo. Lo pueden encontrar en supermercados grandes y el precio es muy accesible. Ahora si no se consigue ni lo uno ni lo otro, por lo menos busque un pollo NO marinado.


Ingredientes

1 pollo del tamaño que quiera
Un pedazo de raíz de jengibre (como el porte de la mitad de la palma de la mano)
4 chalotas 
1 cebollín  con todo
Agua

Preparación

Lavar bien el pollo cuidando que no quede ninguna visera en su interior. Es importante NO sacar la piel.
En una olla grande poner a hervir abundante agua con las chalotas, el jengibre y el cebollín picados groseramente, partiendo de agua fría. El agua tiene que ser suficiente para que el pollo quede sumergido totalmente.
Una vez que hirvió introducir el pollo, cuando vuela a hervir, levantar el pollo para asegurarse que no quede agua fría en la cavidad. Volver a sumergir y cocinar a fuego suave por 30 a 40 minutos. Va a depender del tamaño del pollo.
Una vez listo, apagar el fuego, sacar el pollo y dejar enfriar.

Para servir

Una vez que ya está bien tibio, incluso mejor si está completamente frío,  cortar con un gran cuchillo trozos regulares y que puedan tomarse como un solo bocado, con piel y todo. Mi papá lo hacía con un machete, porque la gracia es partir incluso los huesos, pero obvio que casi nadie tiene uno en la casa, a menos que te llames Jason o Freddy, jajaja, así que haga lo que pueda, en  mi caso deshuesé cuidadosamente los muslos tratando de mantener la forma.

Para acompañar se sirve acompañado de cilantro, pimentones rojos, cebollín y salsa de soya ligera. Bueno y obviamente arroz blanco, de hecho este plato no lo concibo sin arroz.
Para comerlo, tomar un trozo de pollo sumergirlo en la salsa y .....devorarlo!!!
Es impresionante lo jugoso y sabroso que queda este pollo, y el jengibre se siente sutilmente.

Salsa para untar

Si se quiere otro toque más de  sabor,  hacer una salsa mezclando en un bowl:  

2/3  taza de Salsa de soya ligera
2 cucharadas de vinagre blanco
1 cucharadita de pisco
1/2 cucharadita de azúcar
1 cebollín picado fino (parte verde y blanca)
2 dientes de ajo picado finito 
1 cucharadita de Jengibre rallado 

Calentar la soya, el vinagre, el ajo y el azúcar, revolver hasta disolver el azúcar. Retirar y agregar el cebollín, el ajo y el jengribre y listo para untar nuestro pollo.



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